carnicero (no para susceptibles)

si en el anterior post me declaraba abiertamente motero, ahora me voy a lo de carnicero. y creo que me lo he ganado, aunque no tenga muy claro el conceto, que diría nuestro ministro de fomento.

resulta que me iba a cocinar un arrocito caldoso con verduras y pollo con el toque magistral del caldo de unas cabrillas en salsa del bar los galvaos, que creo que son las mejores que he probado en mi vida (aunque yo soy de caracoles, allí me hago de cabrillas).

pero en el primer paso, picar el ajo aplastao con la hoja de mi nuevo y maravilloso (demasiado?) cuchillo santoku de arcos (mierda, se me escapó la marca...), se me distrajo la vista, piqué rápido sin mirar y sentí una punzada. mi reflejo fue envolver el dedo en la mano, pero ya vi algo de sangre en la hoja y me giré hacia el fregadero (ventajas de una minicocina, que todo está a un giro del cuerpo). empezó a gotear la mano y, al soltar el dedo, un chorrito fino de sangre salió. fue extraño cuando me percaté de que tenía más curiosidad por saber lo que me había hecho que dolor. y un cabreo infinitamente mayor por no poder cocinar a gusto que por haberme cortado. me gusta saber que sigo conociéndome porque así demuetro, en parte, que todo cambia, nada permanece.

el caso es que aquello fue dejando de sangrar poco a poco y al final pude envolverme la herida en una gasa con betadine (de mi hermana de francia, así que luego vi que estaba caducado del 2007). ni que decir tiene que el arroz tardó más en hacerse pero quedó riquísimo. esa salsa es que es mágica...

aquello seguía doliendo, lo tenía en alto y parecía que tenía un minicorazoncito en la incompleta punta de mi dedo índice izquierdo. latía con fuerza el jodío... y no dejaba de dolerme, pero al pensar qué sensaciones eran las dolorosas, me entretuve pensando si era fuego o punzadas pequeñitas y continuas... y me quedé dormido.

al despertarme, aquello estaba rojo, la gasa mojada y empezaban algunas gotas a chorrear mano abajo. así que intenté quitarme la gasa pero, lo peor: la gasa se había pegado a los coágulos de sangre pegados a mi herida, con lo que retirarla iba a doler de lo lindo.

solución: al baño, mano bajo grifo, agua indirecta, que se afloje poquito a poco la gasa y ya la retiro. luego la lavé con jabón y escocía, pero sabía yo que eso era bueno, aunque doliese, pero era bueno.

finalemnte me puse una caperuza de gasa con un poquito de crema grietalgen (caducada también, por eso estaba en mi casa) y mano de santo: ni dolor, ni picor ni anda. de hecho, cuando la dejaba a ratos al aire libre para que respirase, me rasqué dos veces la cara con el dedo lleno de pomada porque no me acordaba que tenía la herida. bendita benzocaína al 2%...

y ahora sigo con la mano semioperativa, el dedo vendado en la punta y esperando a que se cierre todo eso.

os dejo con la imagen gráfica de por dónde corté...

clica en al imagen para ver la sangre más de cerca