un blog en el que voy a hablar de lo que me ocurra. será un diario en el que no contaré todo lo que siento, pero sí cosas que sienta y crea que debo expresar. y quien quiera puede participar libremente. por cierto, me he dado cuenta de que se ve mejor con el mozilla firefox que con el explorer

terça-feira, junho 10, 2008

de lenguas y lingüistas

la ministra de igualdad se ha tomado en serio su cargo. pero tiene un problemilla con la gramática y la lengua española y por eso ha metido un poco la pata. lo malo es que para sacarla, lo que ha hecho ha sido emterla otro poquito más.

tras un par de meses en el cargo, una ministra ha dicho un par de lindezas como "...a los miembros y miembras de la comisión..." o la proposición (no de ley, por suerte) de que se diga ahora el consejo de ministros y ministras.

aclaremos términos, que no lo voy a decir de mi cosecha sino copiando a los señores de la real academia de la lengua española, que digo yo que un poco de gramática entenderán. a ver, para empezar, la palabra miembro no tiene femenino. a todo aquel que diga que debería tener un femenino, entonces llegaríamos al colmo de la estupidez, porque por la misma regla de tres, alguien puede exigir que mesa o silla tengan un masculino. y claro, si ahora nos ponemos a coger todas las palabras del castelano con un sólo género (aquí sí está bien empleada la palabra género, no como en ley de género)... pues nos llegan las olimpiadas de madrid y no sabemos si decir olimpiadas u olimpiados. lo duro de la ministra ha sido que, cuando le han dicho que eso no se dice, ha propuesto incluir la palabra miembra en el diccionario. hala, pues para mí, 2+2 son 5, que lo incluyan en la sociedad matemática internacional.

y lo segundo, sobre el consejo de ministros y ministras... debería saber esa señorita que el término ministro no tiene género masculino en esa frase. ni femenino. es neutro, como el "it" en inglés. así que no deberíamos complicarnos más la vida, porque entonces habría que decir el consejo y conseja de ministros y ministras... y el lenguaje perdería parte de su función, que es comunicar, para pasar a tener una función de aburrimiento supino del oyente que llevaría a perder la principal función del lenguaje: la comunicación.