cocinero, cocinero...

pues eso, que soy cocinero. o, como se dice ahora, chef.

y claro, necesito controlar tiempos de cocción, de horneado, de sofrito...

evidentemente, para eso necesito un reloj o cualquier otro aparato que me indique acertadamente cómo transcurre el tiempo.

pero no quería un reloj cualquiera, quería un reloj muy mío... pero no lo encontraba. al final me decidí por uno cualquiera.

así que compré uno en una tienda de estas baratas pero es que además estaba de ofertas por liquidación (palabra demasiado frecuente en estos años convulsos que vivimos).

el reloj, al día siguiente de colgarlo, iba mal. pero muy mal. lo dejé así unos días, le cambié las pilas... es que me gustaba de verdad. tenía un termómetro y un higrómetro... y a mí esas chorradillas y esos datos me gustan pero que mucho. así que hice lo que suelo hacer primero al enfrentarme a un problema así: esperar a ver si se arregla solo.

confirmado: las cosas rotas dejadas a su suerte no suelen arreglarse solas. es un hecho científico al que he llegado a través de la experimentación. así que, científicamente, debo estar acertado.

el segundo paso fue meterme a relojero (aquí estoy notando la risa de algunos amigos míos que se ríen de mi poder para arreglarlo casi todo a lo paco). y claro, yo que me veo mucho cesei, cheis, mentes criminales y demás por el estilo, apliqué sus enseñanzas. lo observé, le hice un pefil psicológico al reloj. no sé qué más hice, pero finalmente descubrí su secreto. evidentemente, esa era la parte difícil, una vez resuelto el enigma, buscarle solución era fácil.

enigma resuelto: el reloj se para cuando el segundero va por los 35 segundos siempre y cuando esté en muhcas posiciones. no lo hace cuando el 9 está en la parte más alta del círculo y el reloj en posición vertical con respecto al suelo.

solución: la más evidente, la de la foto, jejeje: