la lluvia, como todo, tiene sus pros y sus contras

ya lo he dicho varias veces, tanto en el blog como hablando con la gente: me gusta la lluvia. me gusta ver llover. me gusta que llueva.

y hoy ha sido uno de esos días. resulta que viene una borrasca nubosa con cambios bruscos de presión desde el atlántico; esa noticia hace que nazca en mí una cierta estupefacción cuando muchos periodistas y TODOS los medios de comunicación que he consultado hablan de un frente de frío siberiano. ¿siberia no está en asia? ¿asia no está pal lao contrario que el atlántico? ¿la tierra no es redonda? las incógnitas se abren camino en mi mente sin cesar.

en fin, a lo que íbamos, que esa borrasca ha traído lluvias a valverde del camino. y hete aquí (en honor a cierto profesor de hacienda que tuve) que han empezado a caer chuzos de punta sobre las 2 o las 3. estupendo para dormir siestas calentito bajo manta de avión en sofá.

pero llegan las 5 y no deja de llover. así que cojo mi armadura (abrigo impermeable) y mi casco (gorro impermeable de regalo de la cocacola que no bebo) y me lanzo en pos de mi ansiado dragón (la farmacia, sita a menos de 150 metros de mi casa).

resumen: que he llegado tan empapao que os muestro los justificantes de mi peso. el primero (y arrugado con unas ideas de mala leche junto a otras de estanochenoceno que ni me las he creído) era de por la tarde, trabajando y con bata. con los pantakas chorreandito agua. de los calcetines ni hablo. el segundo, a la hora del cierre, de nuevo el peso, esta vez sin bata y, sobre todo, sin los 2 kilos de agua de los pantalones. eso sí, el segundo está guardado mucho más plano, sin arrugas, observado por mí al salir de la máquina pesapersonas con cariño e ideas de noestátanmal.lacosa y de buenonocenarnocenartampocopuedeserbueno.

así que sí, esta noche tengo cena. aún así, prefiero que llueva, que ayer pasé por le puente que cruza el pantano de zufre y estaba el pobretico con un desnivel de unos 10 metros entre la línea del fin de las plantas (donde llegaba el agua) y la actual superficie del agua. qué pena.