la pena

vaya cosa rara. llegaba a sevilla después de mucho tiempo sin pisar la ciudad. demasiado, diría yo... pero bueno, eso es otro tema, y me he quedado dándole vueltas a la idea de ponerme los auriculares y escuchar música. me apetecía pasear solo y sin destino por sevilla, como hacía cuando empecé el blog, cuando salía de la farmacia por las mañanas y tardaba 1 o 2 horas en llegar a casa para dormir porque me perdía pro el centro o por barrios a buscar un barecillo donde tomar un colacao y una tostá con zurrapa o sobrasada.

y ahora ha vuelto, pero con más tristeza, no sé, como si lo echase de menos pero desde hace tiempo y ha sido ahora cuando me he dado cuenta de toda esa añoranza que acumulaba en silencio, pero de golpe. no sólo la ciudad, sino también lo que representa y lo que contiene.

bueno, esperemos que se me pase rápido.