ivan tenía que ser
lo que voy a colgar aquí es excesivamente largo, pero no puedo permitirme eliminar ni una sola parte. los que conozcais a ivan costa costa, que ha estado en mi clase del Grupo G del máster que he hecho en el ceco de enero a junio del 2006, leereis esto y estareis viendo al mismo ivan en persona gesticulando, moviéndose y siendo como él es: auténtico ivan 100%.
el caso es que ya ha llegado a moscú y nos ha mandado sus aventuras y desventuras y sus vivencias por ahora. como he dicho antes, lo cuelgo íntegro porque he tardado varios minutos en leerlo pero no he parado de reirme. ivan, un saludo muy grande. ahí quea eso:
Grupo G!!!
GOVORIT MOSKVÁ!!!!
Al habla el corresponsal norte de Radio G desde la gélida estepa moscovita...
Siento no haber enviado antes ningún informe pero es que ha sido una semana
intensa intensa... y no todos los días con internet.
Bueno, voy a empezar con una amenaza: como vuelva a leer cosas como "durante
las noches hemos paseado por la ciudad"; "tiene pisci, y ya la he estrenado!!";
"nos vamos a apuntar para aprender a hacer surf"; "vamos a empezar con
nuestras primeras lecciones de buceo", "he ido a pasear por la playa" o
sobre todo la gran: "estuvimos en un bar con terraza" (qué assssscooo!!!!!),
que sepáis que YO ME QUITO DEL G!!!! pero donde están la sensibilidad y
la empatía y la compasión??????? hombre ya! serán PERRAS!
Aquí, obviamente no hay nada que se parezca a eso... aunque bueno, no
vamos a ser exagerados, de momento, $el clima es "light" (alrededor
de 5 grados sobre cero) y aunque se nota el frío y es bastante más útil
una bufanda que un tanga, los mocos todavía no toman forma de estalactita...
aunque bueno, ya están anunciando el inicio de los primeros hielos para
finales de octubre y me da vértigo pensar en mi pobre nariz y sobre todo
en la calle cuesta abajo que conforma el último tramo hacia el Pushkin,
el instituto donde estamos haciendo el fantástico curso de ruso, en el
que una prima oxidada de Raisa Gorbachov, de nombre Nadezhda, nos enseña
cada día, de 9 a 3, palabras tan útiles y tan estupendas como gordi
(orgulloso), pajarrón (entierro) o ptichnítsa (cuidadora de pollos)...
Sin embargo, la tal Nadezhda, la profe, con su magnífico pañuelo color caqui
sobre la blusa rosa y negra con bordados dorados, es de lo más "normalito"
que uno puede encontrarse por aquí... esta ciudad está llena de freakies,
es de lo más surrealista que he visto en mi vida... y es que tanto bajo
cero digo yo que debe terminar por volver lerdo a más de uno...
La llegada fue antológica. Sábado 7 de octubre, 3 de la tarde, aterrizamos
en el aeropuerto de Sheremetevo, horterada comunista donde las haya... La
ciudad tiene varios aeropuertos, este es el segundo en importancia, y de
verdad que es para coger y largarse de vuelta a casa en el primer vuelo...
Zona de control de rostros y pasaportes: la natacha de pelo negro falso con
puntas hacia arriba y teñidas de rojo chillón (eso sí que es un politeñido
y lo demás son tonterías...) que pone los sellos dice que Antonio no puede
pasar, porque no concuerda la fecha de nacimiento en el visado y en la
migratsionnaya karta... a nadie le funciona el móvil, no se divisan cabinas,
no tenemos rublos y nadie sabe con exactitud el teléfono del consulado...
y mientras tanto, fuera, sabemos que nos espera alguien con una furgoneta
para llevarnos a la ciudad...
Pasan los minutos y la friki politeñida sigue reteniendo a Antonio...
Al final decidimos ir dos a por el furgonetero para que no se canse de
esperar, y nos toca a Sara y a mi... Salimos al exterior y ahí, en
frente, divisamos a un pedazo de Dimitri asilvestrado, sobrino de Putin
y primo bastardo de Kevin Costner, sosteniendo con la mano un burdo
cartel de cartón en el que se lee "ICEX", cuatro letras que destacan
entre tanto cirílico...
Nos acercamos, nos regala una media sonrisa de bienvenida tras la
que se asoma ese brillante diente de oro que casi nos ciega, al más
puro estilo KGB... Le acompaña su Irina particular, la chica del
gángster, que no es más que otra prima lejana de Raisa cuyo peluquero
también se graduó en los años 50...
Le devolvemos la sonrisa y, con la presunción absurda de que la Unión
Soviética hace lustros que desapareció y que hoy en día "everybody
goes to Hollywood" y que MacDonalds está en todas partes, e intentando
sacar a flote su parentesco con Kevin Costner, le suelto un:
Vy govorite po-angliski? (habla usted inglés?) a lo que el dimitri, de
nombre real Andrei, fiel a su tío Vladimir me contesta con un dramático
y contundente: "NET".
Me recorre la espalda mi primer escalofrío en Rusia (bueno para
empezar a aclimatarse) y entonces me doy cuenta de que, oh sí, unas
leguas más abajo sigue en pie ese gran edificio llamado Kremlin, y
bueno, tampoco hace tanto que murió Stalin... Miramos alrededor y el
panorama es desolador. Nos rodean un montón de dimitris tan o más
asilvestrados como el nuestro. Algunos también sujetan carteles y
otros parecen estar observándonos, como al acecho. Alzamos la vista
y por poco nos da un soponcio al ver que el techo están reformándolo,
o yo que sé qué, de tal forma que parece que se nos vaya a caer encima
de un momento a otro. Es ahí cuando empieza mi lucha particular con la
magnífica lengua de los rusos... El primer obstáculo es tratar de
explicarle al dimitri lo que está ocurriendo con Antonio, y me doy
cuenta de que definitivamente no puedo pronunciar una sola palabra con
fluidez, ni entender con claridad más de dos palabras de cada cinco
seguidas que me suelta... Su Irina me ofrece el móvil y contacto con
una de las becarias de este año. Intentamos contactar con el consulado
pero parece que nada sirve de nada. Me pasan al teléfono con una colega
rusa que en teoría habla inglés. Le suelto un solo "Hello" y contesta
agobiada: "Speak slowly please". Parece que la comunicación no va a ser
del todo fluida. Me oye uno de los freakies que nos rodean, que ha
entendido lo que decía al teléfono, se me acerca y resulta que es un
taxista clandestino, que me recomienda que yo y Sara nos vayamos con él,
porque "a vuestro amigo seguro que lo deportan a España" ajjajajajajajaja
Un morro! Me deja incluso su teléfono... Y nuestro dimitri se muestra
impasible. A todo esto llevamos ya unos tres cuartos de hora en
Sheremetevo, y ni rastro de nuestros compañeros que siguen sin salir...
Como también está lleno de policías pregunto si podríamos hablar con
uno, y dimitri se echa a reír y dice que mejor no digamos nada a la
policía. Después supimos que aquí los polis no son precisamente tus
amigos, más bien aprovechan cualquier ocasión para sacarte dinero o
meterte a ti en el calabozo... Salgo fuera con el dimitri a fumar y
me suelta un discurso nostálgico sobre lo bien que se estaba en este
país "cuando teníamos la Unión Soviética". Evidentemente sigo
entendiendo dos de cada cinco palabras, pero el mensaje me llega...
Me asusto y vuelvo a entrar. Seguimos esperando, sin poder hacer mucho
más, y por fin vemos aparecer a nuestros compañeros, después de no sé
cuanto tiempo. La espera se hizo eterna. Finalmente consiguieron hablar
con el consulado desde dentro, y se solucionó el problema. Pero la
entrada al país creo que nunca la olvidaremos.
Por fin nuestro dimitri vuelve a sonreír y nos ofrece su pedazo
incisivo de oro. Vamos hacia la furgoneta, el tío atónito ante tanta
maleta... Nos montamos y me toca de copiloto. Voy para ponerme el
cinturón y dimitri se me ofende: “Pero qué haces???” Alucino, dejo
el cinturón en su sitio, y tan pronto arranca empiezo a flipar todavía
más. Nos metemos en una autovía con por lo menos 8 carriles a cada lado,
más un carril extra que improvisan ellos mismos, avanzando por la cuneta,
literalmente sorteando los charcos y metiéndose por dónde pueden. Hay
un atasco monumental, yo creo que en la vida había visto tanto coche
por metro cuadrado, y dice dimitri que todavía quedan 50 kilometros para
llegar al centro... Y eso que estamos ya en la ciudad!!!!! Moscú es
gigantesco, de hecho de una parada a la siguiente en el metro se hace
eterno (para ir al Pushkin desde el centro, que son sólo unas 10 paradas
hacia el sur, tardamos una hora!) La mayoría de coches son Ladas, carros
destartalados de esos que corrían en los años cincuenta, y cada cinco
minutos aparece un pedazo Audi o Mercedes que avanza con chulería
apartando a cuanto Lada osa entrometerse en su camino... Dimitri sonríe
y nos dice con tono irónico: “Mafia”.
El trayecto duró aproximadamente unas tres horas... Nos dio un rodeo
por toda la ciudad, vimos el Kremlin, la Plaza Roja, el Bolshoi, la
Duma, rollo ruta turística, todo en el primer día. Luego nos fue dejando
uno a uno en las casas que nos tocaban. Yo fui el penúltimo, iba viendo
los portales y alucinaba... todo edificios de esos grises de 20 plantas
que parecen cuarteles, todo muy comunista. En uno de los portales hay
una pintada donde se lee: “Kushai Kaku” (Come Caca) y cuanto más avanzamos
más voy pensando: “Ivan, dónde coño te has metido??? Quién te mandaría a
ti intentarlo con el ruso hace 8 años”. Finalmente llego a mi destino,
sin haber dormido un solo minuto en más de 24 horas (la noche anterior
había salido por Barcelona) así que al ver que tras los destartalados
portales soviéticos se escondían casas calentitas con camas confortables,
caí rendido sin deshacer las maletas ni nada... Sólo me dejaron dormir
un par de horitas, porque luego se organizó una fiesta en el mismo piso
donde dormí, a la que vino toda la comunidad de becarios y exbecarios de
Moscú... La verdad es que casi ni me acuerdo de la fiesta porque estuve
más zombi que nunca... De lo que sí me acuerdo es de la cantidad de
botellas vacías y manchas en el suelo de vodka y brevajes varios que
me encontré a la mañana siguiente y que nadie vino a recoger hasta al
cabo de tres días...
El domingo amaneció gris y frío, la ventana del comedor daba justo al
río de Moscú, y justo en la otra orilla estaban el hotel Ucrania y la
Belaya Doma (Casa Blanca), la antigua Duma, o Parlamento, esa que Yeltsin
tomó con tanques hacia el año 90 y poco... Estaba solo y me llamaron para
ir a comer con los demás a un restaurante ucraniano unas cuantas paradas
más abajo. Sin ningún mapa conseguí llegar hasta el metro y me quedé
planchado al ver que había como 20 policías con gorras de varios colores
controlando la entrada... Llego a las escaleras y me encuentro con un
pedazo tubo que te bajaba a por lo menos 200 metros bajo tierra con una
inclinación de por lo menos el 50%!!! Y al final unas mujeres con gorras
rojas metidas en unas cabinas, que aquí las llaman jaulas, cuya función
es pasarse el día controlando por unas cámaras que el tráfico en las
escaleras se desarrolle con fluidez, y de pronto gritan, montan un show!
Muy chungas! Ajajajajaj Una vez abajo, aquello más que una estación de
metro era un palacio! Las paredes llenas de pinturas y grabados, doscientas
lámparas de esas aristocráticas, arañas de esas, iluminando los pasillos.
Una auténtica obra de arte! Y lo más alucinante la cantidad de personas
que intentaban llegar a su andén, y eso que era domingo... Luego entre
semana es indescriptible. Mira que he vivido en Londres, que es una ciudad
descomunal, pero jamás había visto a tanta gente moviéndose bajo tierra...
Dicen que en Moscú viven 12 millones de personas registradas. Luego se
calcula que hay otros 20 moviéndose por la ciudad sin papeles. Al principio
me pareció un poco desproporcionada la cifra, pero me lo creo después de
ver los pelotones humanos que se forman día a día bajo tierra... A parte
de los metros, como las avenidas son tan grandes(lo de ocho carriles a
cada lado juro que no es ninguna exageración!) y no hay nadie que tenga
huevos de cruzar de punta a punta en menos de un minuto, lo que han hecho
es construir un montón de pasillos subterráneos que van de un lado a otro,
los llamados “perehods”, corredores llenos de tiendas variopintas, desde
quioscos, hasta farmacias, tiendas de ropa, ópticas o incluso joyerías, que
conforman otra ciudad bajo tierra. Es alucinante! Dicen que en invierno,
cuando arriba te azota un frío de –30 grados, es mucho más cómodo moverse
bajo tierra, a –10...
Lo de los 20 millones de “moscovitas” sin papeles, me recuerda que esta
semana nosotros estamos con el pasaporte, el visado y la carta de inmigración
en la embajada española, para poder tramitarnos las kartochkas diplomáticas,
que nos darán inmunidad ante cualquier miembro de las fuerzas de seguridad.
Mientras tanto, andamos con una burda fotocopia que, aunque sellada por la
embajada, nos dijo el canciller que para la Militsia, que es como aquí
llaman a la poli, era como un billete del monopoli. Así que “cuando veáis
a un poli, que aquí son muy cortos, cruzad la calle” Lo malo es que
normalmente suele haber otro agente al otro lado observando... Yo cuando
les veo me hago el ruso, pongo cara de dimitri e intento que no se note que
soy extranjero, aunque por sólo por la ropa que llevamos yo creo que se
nos ve de lejos... ajajajajaj Hasta he pensado en comprarme un diente de
oro... Incluso cuando vamos con esas les digo que no hablemos en español,
dicen que me estoy convirtiendo en un histérico! Ajajaja Yo sólo quiero mi
kartochka para poder mirar a uno de esos gilipollas con lascivia y que se
joda sin poder pedirme dinero ni amenazarme con aplicar el Protokol! De
momento no hemos tenido problema, pero esto es ridículo, a veces es como
ser judío en la Berlín de los años 30... Vas por una estación y de pronto
un poli con cara de pitbull cabreado pidiendo documentación... Dicen que
van a la caza del turista, y sobre todo del georgiano... Les tienen mucha
manía a los georgianos. Dicen que es una pelea que dura desde hace siglos,
porque nunca les pudieron dominar completamente... Hace poco encarcelaron
a unos militares rusos en Georgia, acusándoles de espías, y ahora Putin
les está haciendo el bloqueo, echando a tantos como pueda...
Lo de los militares es otra! Porque no sólo los policías invaden la ciudad
entera, los soldaditos también se pasean orgullosos y con cierta chulería
por las calles. Muy freaky! El espectáculo de las calles es realmente freaky,
porque no sólo son las fuerzas del orden, también están las viejas esas con
pañuelo en la cabeza tan soviéticas vendiendo frutas o calcetines extra
gruesos bajo la lluvia... Y las que retuvieron bastante como para llevar la
cabeza al aire y currarse un look “nube de algodón” al más puro estilo
Anastasia la zarina... Y los nuevos ricos que van paseándose por todas partes
jugando a la ostentación, tratando al resto de transeúntes como plebe... Y
la movida de los taxis clandestinos, las mashinas, es decir tu quieres ir a
tu casa y te pones con el brazo en autoestop y de pronto aparece de la nada
un tío cualquiera con un Lada destartalado con quien negocias el precio y te
da un rodeo adonde quieras! Muy freaky, ya os digo que muy freaky!
Pero bueno, no todo es freaky en Moscú, también hay lugares majestuosos,
de belleza única. La Plaza Roja es sencillamente mágica. Fue pisarla y
casi se nos saltaban las lágrimas. Yo no recordaba algo tan impactante
desde que vi la Alhambra de Granada. Es un lugar especial, emocionante.
Y el Kremlin, lo más! Una pasada, de verdad. En realidad es una ciudad
en constante movimiento, con mucha energía, que sigue transformándose día
a día, y es un chute sentir que formas parte de todo esto. Está siendo
una experiencia muy intensa, y además está el tema del idioma, que para
mi era un reto, una asignatura pendiente, y la verdad es que lidiar con
el ruso día a día se está convirtiendo en toda una aventura. Creo que nunca
había aprendido tanto en tan sólo una semana con ningún idioma... Los últimos
días nos los hemos pasado buscando piso con Sara y Mónica, y las agentes
inmobiliarias, sí, lo habéis adivinado, no hablaban ningún otro idioma que
no fuera ruso. Sara y Mónica llegaron a Moscú sin saber una palabra de ruso,
y la verdad que las admiro porque si yo ya flipo, imaginad ellas que ni
siquiera podían leer un cartel cualquiera... La sensación es de total
aislamiento, como en la peli de “Lost in Translation” igual... Mónica le
echa mucho morro y la tía se sirve de signos, y Sara se pasó los cuatro
primeros días repitiendo la única palabra que sabía hasta el momento:
“Spasiba” que siginifica gracias. Se le empotraba alguien en el metro
y contestaba: spasiba, así que imaginaros la cara con que la miraban los
ruskis freakies... ajajajajaja . Dado el panorama, y que no podía
acompañarnos nadie de la Ofecomes que dominara el ruso, me tocó hacer de
“traductor” improvisado, hasta que mis neuronas no podían asimilar más.
Porque ni las nenas, ni las agentes... ninguna se cortaba un pelo.
Imaginaros dos tardes bombardeados por parte de las españolas con cosas
como: “dile que si hay por aquí alguna tienda donde comprar parches de
calor contra el frío”, “dile que yo necesito una cama buena y dura, de
dos por dos y con efecto masaje” o “diles que la tasa euro-rublo-dólar
se está apreciando y a nosotros no nos compensa ese precio”. Y por parte
de las rusas, intentaré reproducir un poco el mensaje que llegaba a mi
mente: “Ivan, diles que la piristrinski dice que por su parte bien,
pero que el piristrinski está piristrinski y para pagar hay que
piristrinski. Si estáis de acuerdo podemos volver mañana para piristrinski.
Ah y que los muebles son piristrinski y si queréis piristrinski esta
habitación hay que piristrinski. Entiendes?” Con lo que yo me quedaba en
plan: “Sí, sí, piristrinski piristrinski...” Léase piristrinski como la
parte de su discurso que no llegaba correctamente a mis neuronas... La
verdad es que aprender en dos días a marchas forzadas como se dice
“firmar el contrato”, “la lavadora tiene centrifugado”o “en el borde de
esa ventana habría que poner una cinta aisladora” es para volverle un poco
loco a uno. Al final sólo quería mandarlas a todas a la mierda y decirles:
“aprended esperanto! zorras! y dejadme tranquilo!”. Pero finalmente valió
la pena y hemos encontrado ya un piso fantástico por un precio tirando a
razonable (El alojamiento en Moscú es asquerosamente caro!!!!!!!!!) un
quinceavo piso en una zona acomodada y bastante céntrica, al lado del
zoológico, sí sí! vemos los osos y las girafas desde la ventana! ajajajajaj
y relativamente cerca de la embajada española. Esta mañana hemos firmado el
contrato, pagado (4500 euros de golpe, tras regatear ayer un poco), y
recibido las llaves. Suerte que estaba la contable de la oficina con
nosotros y nos ha traducido el contrato, etc... Después hemos ido a Ikea,
porque el piso es sin amueblar, y no hemos vuelto hasta las 11 de la
noche!!!!!!!!!! Lo de Ikea tiene tela, porque de pronto parecía que
estuvieras en Badalona, la misma decoración, el mismo recorrido, todo
exactamente igual que en España!!! Eso de la globalización es muy fuerte!!!!!
Era clavado, como si tuvieras que encontrarte a alguien conocido de un
momento a otro... aunque todo estaba en ruso, los cojines tenían nombres
raros, y los cubiertos, las lámparas, las cortinas... parecía que se
hubieran vuelto locos... unos nombres imposibles de memorizar!!!! Y al
final, cuando estábamos encargando la entrega a domicilio, se me acerca
el dependiente de turno y me pregunta algo en ruso que no entiendo, así
que harto ya de tanta tontería me saco el diccionario delante de sus
morros, y tras ver que me preguntaba si tenía algún otro paquete para empacar,
le contesto: “NET” y el dimitri de Ikea descojonándose!
En fin, que no tengo palabras, se me están acabando con tanto lío con
el ruso! La semanita ha sido antológica! Y eso que nosotros casi no
hemos estado en la oficina, sólo el lunes para la presentación, y no
la pisaremos hasta enero... Ni tampoco a la recepción del embajador ni
estas cosas... De momento sólo somos estudiantes del Pushkin, de hecho
el carnet del instituto es lo más “oficial” que llevamos estos días en
la cartera... Pero ni falta que ha hecho... Tampoco hemos tenido tiempo
de salir casi, la movida nocturna tiene pinta de ser muy suculenta, por
lo que nos han contado, pero de momento vamos a esperar a aposentarlos
para ir descubriéndola poco a poco... La verdad es que hemos llegado a
un país muy revuelto, y no dejamos de sorprendernos cada día cuando
salimos a la calle... Sólo os diré que un día incluso vi a un poli meando
en la calle... es que realmente es freaky la cosa... El miércoles casi me
atropellan a mi también en una callejuela, ah y ahora mismo están dando
por la MTV rusa un videoclip de un grupo muy famoso aquí que se llama
nada más y nada menos que Umaturman (que en letras cirílicas impacta
el doble) sin comentarios...
El jueves quedé con un amigo mío ruso que conocí hace tiempo, que habla
bien español... Nos fuimos a un bar rollo chillout lleno de intelectuales
pro-europeos, como escondido detrás de una tienda de hierbas y productos
homeopáticos varios, y estuvimos hablando del país, de su historia
reciente, y del momento actual. Alexey me dijo que esta sociedad es muy
tradicional, y para los rusos es aún un trago tener que adaptarse tan
rápido a los nuevos tiempos... Decía Alexey que todavía queda mucho para
llegar a un sistema normalizado, que la transición está siendo extraña, y
que de pronto se encuentran con un país con una estructura piramidal que
coloca al “chelovek” (individuo) en el escalón más bajo, por debajo de
la “obshestbo” (sociedad) y del “gosudarstvo” (estado), que está por
encima de todo... como ejemplo, aparte de lo que ocurrió con la
periodista asesinada hace unos días, me puso el de las puertas del metro
de Moscú, que de pequeño tenía pesadillas con ellas. Tras abrirse tienes
poco menos de 20 segundos para entrar y meterte... de pronto suena el
aviso “ostorozhno dveri zakrivaiutsia” (cuidado, se cierran las puertas) y
aunque hayan tenido que salir 20 personas y todavía haya otras 20 por
entrar: si te pilla, te pilla, que no tiene sensor, en serio!!! Son
salvajes! Ajajjaja y de verdad que te aplastarían! Cierran a la velocidad
de la luz y no hay obstáculo que las pare! Yo el primer día me meaba!
Pero Alexey tenía razón, hasta las puertas van a saco! Pero bueno, ya le
dije que ni las puertas, ni las dificultades con el ruso, ni las historias
que cuentan del hielo y del frío me van a asustar y, oye tú, PA PUTIN, YO!
Se os echa mucho de menos chicos, más de lo que pensáis. Aunque tengo
mucha suerte con el grupo de becarios que me ha tocado yo también, leo
vuestros emails y veo que estamos todos pasando por un momento cargado
de emociones en diferentes partes del mundo, y me doy cuenta de que, si
pudiéramos unir todas las ciudades en una, y vivir todo esto juntos,
tras lo que compartimos en Madrid, no tendría precio!
Yo todavía no he descargado las fotos, pero en cuanto las tenga prometo
enviarlas para que todo este rollo que os he soltado se traduzca en
imágenes, que ya sabemos que valen más que mil palabras (y bueno, creo
que he sobrepasado la cifra con creces... lo siento tengo tendencia a
enrollarme como una persiana...)
Antes de ayer cuando empecé a leer todos vuestros emails no podía parar
de reírme y de emocionarme, con Sara al lado, que por cierto manda
recuerdos a todos los que la conocen, dice que qué grande era este grupo G!
Os mando muchos besos!
Desde Rusia con Estupor, bueno vale, y con Amor también...
Do Svidania Uvazhaiemiy Grupo G!
Ivan
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