un blog en el que voy a hablar de lo que me ocurra. será un diario en el que no contaré todo lo que siento, pero sí cosas que sienta y crea que debo expresar. y quien quiera puede participar libremente. por cierto, me he dado cuenta de que se ve mejor con el mozilla firefox que con el explorer

segunda-feira, outubro 16, 2006

life aquatic

pero no, no me reifero en esta parrafada a la genial película protagonizada por bill murray. me refier a mi vida. tengo algo especial con el agua.

recuerdo que de pequeño no me gustaba ducharme... pero era porque la ducha se acababa y odiaba la sensación de salir de debajo del chorro de agua!! bueno, en realidad sigo odiando ese momento y dudo mucho antes de hacerlo. lástima la sequía y escasez de agua, que si no... jejeje.

ahora mismo está lloviendo y tengo la ventana abierta, como es lógico en mí. el sonido de las gotas cayendo sobre las paredes de los edificios, la calle, los charcos ya formados... es un sonido que me encanta. y la visión del agua racheada si hay viento a la luz de las farolas, la luna, los faros de los coches, con un relámpago si se está a oscuras.

cuando vivía en la casa de mis padres en valverde del camino, si estaba durmiendo y empezaba a llover, me iba a la ventana, la abría y me asomaba a escuchar llover. y a verlo, claro, a la luz de las farolas. y llamaba al perro (nublo, trufa, tarzán, linda... hubo varios en diferentes épocas) y los veía jugar y correr bajo la lluvia y eso me gustaba. me gustaría haber salido a jugar con ellos. pero era de noche y sabía que mis padres me iban a decir que no, que pa resfriarme ya había tiempo, que pa casa que es hora de dormir... o me imaginaba que me lo iban a decir porque en realidad nunca lo intenté.

en sevilla, un día estudiando en junio, empezó a llover. me quedé tan alucinado que salí, tal y como estaba vestido (bañador, chanclas, camiseta vieja, rota y del revés) a la calle. y anduve un rato. di una vuelta a la manzana. y finalmente me fui a la gran plaza y me puse a andar descalzo por el poquito césped que hay en la rotonda. me pitaron algunos coches que pasaron (eran las ypico de la mañana) y algún taxista me preguntó si estaba bien, que a dónde iba y esas cosas que se preguntan a una persona que crees que está zumbada.

y por último, el mar. qué decir del mar. de mi querido mar mediterráneo. del maravilloso mare nostrum. de las ignoradas (y que dure) playas de balerma. donde las piedras siguen siendo mayoría frente a la sucia arena, a pesar del tractor que todas las mañanas se encarga de revolverlo todo y de tapar con arena de debajo las hermosas piedras de colores que hay en la superficie. menos mal que los ponientes vienen al rescate de lo tradicional y se llevan la sucia arena para dejar lisas piedras. aunque los ponientes de ahora no son como los de antes. este año ha habido uno. de los buenos. con sus olas, el paseo vacío, las puertas de las casas cerradas, la gente yéndose... y yo disfrutando con el charlie de paseos solitarios hablando de esto y de aquello, de lo que realmente nos importa en la vida... no había nadie alrededor. nadie en la playa, nadie en el paseo. sólo el mar demostrando su fuerza. a veces me gustaría que la demostrase más y que echase abajo algunas casas y que inundase algunos sitios donde echan arena para poder construir y que hubiese oleaje fuerte cada vez que viene uno de esos vomitivos barcos que tienen un tubo y regurgitan la arena que sacan del fondo del mar hacia la playa para que así unos turistas a los que les incomodan las piedras se sientan mejor. no señor. si hay piedras, hay piedras, dejad disfrutar a los que nos gustan las playas pedregosas. si hay arena, pa tí pa siempre la playa, no la quiero. ni quiero llenarla de piedras, como quieres hacer tú con mi trocito de libertad.

y el mar al lado, dándome la razón porque yo sé que mi mediterráneo quiere conservar de arena sus playas de arena y de piedras sus playas de piedra.

amén.