sonido

vuelve uno de los sonidos que más me gustan: las gotas cayendo.

es la suma de todo un caos lo que crea una música maravillosa. el desorden en el ritmo, el infinito número de notas sueltas que componen la melodía, los cambios de velocidad e intensidad tan continuos, tan constantes, tan seguidos... tan imprevisibles.

todo eso junto es como una orquesta. la diferencia es que, si en al orquesta alguien se sale de lo establecido, se nota y afea el conjunto. aquí no. en la lluvia puedes, si quieres, sonar más fuerte, más débil, caer contra una plancha metálica, de uralita, en un charco, una ventana, sonar diferente, a distinto ritmo y con tu estilo propio. y no desentonas.

¿por qué no podría ser así el mundo? que todas las gotas suenen y dejen sonar a las demás. el resultado final es mucho mejor que si unas tapan a otras, si algunas gotas están obligadas a sonar de una determinada forma, intensidad y fuerza, con un ritmo predeterminado...

es complicado, probablemente esté en medio de la isla que tomás moro describió hace siglos... pero al menos podemos intentar llegar a ella. ¿no?