cocina

ahora mismo, cocinar es lo único que me alegra el día. bueno... escuchando música.

la semana pasada hice un risotto a la milanesa que me quedó muy rico. mañana iré a alejandro a por osobuccos, revoltillos y manitas de cordero.

el viernes fue el día del atún. tomé sashimi, tataki y ensalada de sushi decontruída. al menos, esos nombres les doy yo, jejeje. y disfruté haciéndolo. y comiéndolos, of course.

me abstraigo un poco en mi mundo de recetas de cocina, en los inventos que se hacen, en las texturas que se consiguen, en lo que pasa en los alimentos por dentro, químicamente... y disfruto oyendo una buena música como fue leonard cohen, marlango o los led zepellin en concierto.

no quiero ni ponerme en la piel de un cocinero al que le hace una inspección sanidad. con la mía he tenido bastante como para saber que en este mundo que vivimos hay alguien con mucho poder que se ha encargado de que todo esté legislado. de una forma o de otra... acabaremos legislando el derecho a respirar, a bañarte en el mar, a andar por la calle, a silbar... de hecho, ya no te dejan bañarte con bandera roja, cuando de toa la vida de dios nos hemos bañado en los ponientes de balerma. ¿que es peligroso? de acuerdo. yo simplemente haría una cosa: el que se quiera bañar con bandera roja, que se bañe. luego, si tiene que ser rescatado, que lo pague de su bolsillo. y lo de silbar por la calle... lo mismo te salta uno de la sgae y te mete un puro por no pagar derechos de autor al silbar.

dejadnos vivir, dejadnos cocinar, dejadnos trabajar... los etarras, los dictadores, la prensa rosa, la burocracia y la clase política. cada vez caen más y más en un pozo sin fondo.

a las europeas ya sé a quién voy a votar: a quien votó mi hermana en las últimas elecciones. al PUM+J. y mira que no pensaba votar... pero si voto, luego tengo derecho a protestar ante la clase política. y el derecho al pataleo es lo último que nos queda, es una dignidad, una honrilla que todo ser humano tiene y no pierde. es como la esperanza en el caso de el pozo y el péndulo, de edgar allan poe. una esperanza absurda... que lo vale todo. vale una vida.

buenas noches. me espera una ensalada con medio tomate rajao (el tomate puede pesar casi un kilo) y las hojas de la lechuga de mi huerto: una maceta de una cuarta de diámetro, el mismo tamaño que mi huerto de cebolletas, algo más pequeño que el huerto de pimientos brasileños picantes (unos 40x15 centímetros que mimo a diario).